Las naves de almacenaje de cualquier tipo de negocio necesitan, todas ellas, de unas medidas básicas para garantizar su seguridad. No en vano, se destinan a guardar, si no todo, sí una buena parte de su inventario. Ahora bien, estas medidas podrán ser más o menos complejas en función de factores como la ubicación, la superficie disponible, el tipo de productos y/o de equipos que contiene, el número de trabajadores…

Independientemente de su complejidad, sí podemos diferenciar cuatro tipos de sistemas de seguridad principales. Y a continuación, ofrecemos los detalles de cada uno de ellos en los que conviene fijarse.

Dispositivos antirrobo

La propia naturaleza de un almacén hace que resulte un objetivo común para los ladrones, especialmente si se destinan a guardar mercancías o equipamiento valiosos. En este sentido, contamos con sistemas de alarma que emplean la ayuda de diferentes tecnologías para prevenir los robos, como detectores de movimiento, sensores de rotura de cristal, verificación por vídeo o alertas remotas.

En particular, los detectores son especialmente útiles para las naves que tienen múltiples entradas o accesos para vehículos; mientras que los sensores para cristales son siempre aconsejables cuando haya ventanas accesibles desde el exterior.

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Control de accesos

Si hablamos de las entradas a un almacén, una medida de seguridad muy útil es la tecnología de control electrónico de accesos. Se trata de dispositivos con los que poder restringir o permitir la entrada a determinadas zonas de la nave o local, de forma remota, o llevar un registro de las entradas y salidas, mejorando así la seguridad.

Estos sistemas pueden adaptarse a cualquier configuración de espacios, así como conectarse con los circuitos de cámaras de vigilancia y otras soluciones de seguridad para conseguir una mayor efectividad. Por dar un ejemplo, se podría designar una habitación para recibir pedidos en cualquier momento sin la necesidad de que hubiera presente un/a empleado/a.

Cámaras de vigilancia

Y es que, no sólo resulta en una posible mejora de la capacidad de los controles de acceso: el empleo de videocámaras es básico en la gestión de la seguridad de un almacén. Porque un circuito de televisión (CCTV) permite no sólo controlar las amenazas exteriores, también sirve para identificar actividades sospechosas e incluso ayudar a la policía en caso de que se produzca un delito. Igualmente, pueden configurarse como un sistema para el control laboral.

Además, se pueden adaptar a prácticamente cualquier necesidad de distribución, modificarse posteriormente si es necesario o –como ya hemos mencionado– interconectarse con otros sistemas de seguridad.

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Prevención y detección de incendios

La detección anticipada de un posible incendio es otra de las claves para la seguridad de una nave o almacén y, por tanto, de cualquier negocio que haga uso de uno. Pero no todas las instalaciones presentan los mismo riesgos, por lo que siempre será necesario adoptar una solución a la medida de sus necesidades.

Eso sí, cualquier sistema debe tener la capacidad de detectar las señales de un fuego con la suficiente antelación, así como de prevenir a los/las trabajadores/as. Y en este caso, deberá de ir acompañado de la elaboración de un plan de evacuación y, si resulta necesario, incluso de una reorganización de los espacios.

El objetivo será que el movimiento por el interior de las instalaciones resulte adecuado en caso de emergencia. Por el contrario, si los pasillos están abarrotados de materiales, resultan laberínticos, o las mercancías están situadas «de cualquier manera», los riesgos serán mayores.

Parece claro que estos cuatro elementos que hemos repasado nos servirán para garantizar la seguridad de una nave industrial o un almacén; y siempre podemos buscar ayuda experta, como la que ofrecemos en Grupo Vettonia, para lograr la solución más eficaz.

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