El traslado de un negocio suele ser una operación estresante, que incluye muchos aspectos a tener en cuenta: gestionar permisos o inspecciones, avisar a los proveedores y clientes, realizar el transporte de equipos y material… Algo que también puede suceder cuando se realizan obras de cierta magnitud, ya se trate de una ampliación o una renovación del local u oficina.

Y sin duda, otro de los puntos que es necesario planear con antelación es el de la seguridad. Pensemos que, durante el tiempo necesario para finalizar el proceso, va a haber mucho movimiento de personas en nuestras instalaciones, tanto en las antiguas como en las nuevas (en el caso de un traslado). Transportistas, repartidores, personal de la contrata o los propios empleados van a tener que estar constantemente entrando y saliendo en algún momento determinado.

Toda esta actividad supone un riesgo en cuanto a la seguridad se refiere: puertas que se dejan abiertas, que haya gente en zonas a las que no tienen acceso… en definitiva, mayor número de oportunidades para que se produzcan daños en la propiedad o incluso robos.

Para minimizar esta posibilidad, podemos tomar unas sencillas precauciones:

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Designar a un responsable

Que haya constantemente una persona de confianza a cargo de la supervisión es la mejor prevención posible. Tendrá que estar pendiente de todos los accesos de otras personas, prestando atención a los comportamientos sospechosos, y encargándose de habilitar los sistemas de alarma y dejar cerradas aquellas áreas en las que ya no vaya a haber actividad.

Una posible alternativa sería contar con una red de vigilancia que permitiera realizar estas labores de control de forma remota, pero durante un traslado o ampliación quizás no esté disponible o no ofrezca cobertura para todas las zonas requeridas.

Almacenar el material

Cuando se realiza un traslado, podemos tener que haber empaquetado una multitud de cajas que acaben desperdigadas donde «haya un hueco», pero cuyo contenido puede ser valioso o importante. En el caso de unas obras, puede que algún equipo o dispositivo se quede en una zona que permanezca desatendida.

Todo esto no son sino oportunidades para que ese material se pierda. Y en este sentido, no queda más remedio que aplicarse a la tarea de guardar bajo llave o en un lugar seguro cualquier objeto que queramos conservar.

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Revisar la seguridad

Trasladarse a otras instalaciones es un buen momento para dedicarle un tiempo a evaluar nuestro sistema de seguridad. Hay que preguntarse si será válido en la nueva ubicación, o incluso si será posible o merecerá la pena conservarlo. Puede suceder que ya no cumpla nuestras necesidades, o que moverlo represente un gran gasto. Si esto es así, ¿cómo mantendremos la seguridad del nuevo espacio?

Quizás la solución pase por empezar de cero con un nuevo sistema, o buscar un nuevo proveedor. En cualquiera de los casos, los servicios que ofrecemos en Vettonia se adaptan a las necesidades de cada cliente, pudiendo ampliarse si estas cambian.

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