Con las últimas noticias relativas a Huawei y el veto de Google para el uso de su sistema operativo, que impedirá a los usuarios de estos teléfonos el poder actualizarlo, muchos se preguntan sobre la importancia que tiene esta medida, o en qué les puede afectar.

Por esta razón, hoy hablamos de la seguridad de nuestros móviles, algo crucial si tenemos en cuenta la cantidad de usos que le damos, muchos de ellos de cierta sensibilidad, como acceder a la cuenta bancaria, realizar compras, etc.

No sólo eso, con la expansión cada vez mayor del Internet de las cosas –y el auge de los altavoces inteligentes es el último ejemplo–, esta tendencia no hará sino aumentar en el futuro. Pensemos en la capacidad de controlar la alarma de nuestro hogar, abrir la puerta del garaje, efectuar pagos…

Entonces, ¿en qué debemos fijarnos? Veamos algunos consejos:

Actualizar el sistema operativo

Efectivamente, si el fabricante chino no toma medidas al respecto, sus dispositivos correrán un grave riesgo de seguridad –o mejor dicho, los propietarios de los mismos–. Actualizar el sistema operativo –y, en general, cualquier aplicación– nos garantiza contar con la versión más segura, en la que se han corregido errores y fallos anteriores, que suponen posibles brechas frente a ataques informáticos.

Establecer una contraseña de bloqueo

No hace falta pensar en medidas complicadas o técnicas para mejorar la seguridad de nuestro teléfono. A veces, un momento de descuido basta para que un extraño «hackee» nuestro móvil, y la primera barrera para protegernos es tener una clave de bloqueo. También es recomendable configurar el dispositivo para que active automáticamente este modo en el menor tiempo posible.

En este sentido, los modelos más recientes incluyen funciones («Encontrar mi dispositivo» en Android y «Buscar mi iPhone» en iOS) que ayudan a encontrar un teléfono robado o perdido e incluso borrar todos los datos de forma remota.

Precaución con las redes wifi públicas

En la medida en que están abiertas a todo el mundo, la información que compartimos a través de una red pública puede acabar en malas manos. De igual forma, mantener continuamente habilitada la conexión Bluetooth también supone un riesgo de seguridad.

La solución más recomendable es emplear un sistema de VPN, que no hace sino encriptar los datos que enviamos a Internet.

Deshacerse de las apps que no usamos

Cada día aparecen multitud de nuevas aplicaciones, y no todas ellas resultan 100% seguras aunque se descarguen de los portales oficiales de Google y Apple. Si desde un primer momento el creador no inspira mucha confianza, o los permisos que solicita la app son excesivos para el uso que tiene, es mejor no arriesgarse; ni que decir tiene que aquellas que sirven para desbloquear funciones del teléfono (root) son poco recomendables.

Navegar de forma segura

Las probabilidades de pinchar un enlace sospechoso al navegar en el teléfono es tres veces mayor que al hacerlo desde el ordenador. El tamaño de la pantalla provoca que resulte más difícil detectar aquellos avisos, notificaciones, correos y ventanas que parecen legítimos pero que son la vía para que terceras partes puedan acceder a nuestros datos privados.

Emplear el modo de navegación privado es una solución –siempre que no facilitemos contraseñas o información semejante–, así como desactivar el inicio de sesión automático y evitar acceder a otros sitios mediante los perfiles en redes sociales.

Detectar actividad sospechosa

¿Cómo saber si nuestro dispositivo está infectado por una aplicación de malware? A veces resulta difícil saberlo, pero existen varias señales: la batería se gasta con mayor rapidez, el uso de la memoria es mayor (el teléfono funciona con lentitud), el consumo de datos aumenta aunque no se haga uso del móvil o una aplicación usa demasiado tráfico…

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